A pesar de la complejidad de estos sectores, las empresas consiguen ahorros de hasta el 25%

Las empresas hortofrutícolas y vitivinícolas juegan un papel muy relevante en la industria de la agroalimentación. Estos subsectores, estratégicos y con un gran peso dentro de la economía española, gozan de un amplio reconocimiento a nivel internacional, por lo que la alta competencia del sector por obtener el mejor precio exige que analicen a fondo sus cuentas para poder liderar el mercado.

Una de las desventajas del sector de la fruta y la verdura es que sus empresas deben convivir en un entorno complejo e inestable, ya que “están obligadas a luchar contra la estacionalidad y la meteorología, agentes que inciden claramente en el éxito o el fracaso de una campaña”, indica Ramón Morte. Estos dos aspectos tienen un papel decisivo a la hora de definir el gasto de estas empresas, pues influyen en el volumen de producción y el precio de venta del
producto, elementos que hacen más complicado su análisis a largo plazo.

Los analistas de ERA Group actúan sobre las diferentes categorías de gasto, tanto las generales como aquellas propias del sector, como el transporte, los envases y embalajes, la energía y productos
químicos. Para Carlos Aguilar, “en situaciones tan competitivas en las que hay una lucha constante por el precio, la mejor forma de ahorrar es conocer esta industria y las tendencias del mercado e implementar palancas de ahorro que sabemos que son efectivas gracias a nuestra  experiencia en el sector”.

Exceptuando los gastos de personal y el precio de compra del propio producto, que es la materia prima y, por tanto, una cuestión estratégica, “lo que más preocupa a las empresas hortofrutícolas, exceptuando el coste de la materia prima, es el precio del envase, el embalaje y el transporte, pues pueden significar el 70% del gasto”, asegura Morte. De hecho, en valores absolutos, es en estas categorías, junto con la energía y los productos químicos, donde se logra obtener un mayor ahorro, que puede llegar al 18%. Sin embargo, en categorías menores, como seguridad, telecomunicaciones o limpieza, los porcentajes son superiores, llegando a un 25% de reducción del coste inicial. La industria vitivinícola vive una situación parecida, pues es en las cuentas de transporte y energía donde también pueden experimentar la mayor reducción del gasto. En líneas generales, el ahorro medio total oscila entre un 8 y un 25%.

Debido a la naturaleza inestable del sector, “para ser competitivos es primordial elegir bien a los proveedores, ya que debemos analizar el precio que ofrecen, pero también la prestación de servicios y la disponibilidad”, asegura Aguilar. Tras un trabajo de optimización, el ahorro conseguido va directamente a la cuenta de resultados, hecho que les permite crecer y reinvertir los ingresos en la propia empresa.